¿Cómo se ve la prensa rosa en la calle?

martes, 24 de marzo de 2009

Vergüenza rosa

Oriol Martínez.- Haciendo un estudio acerca de la opinión de la gente sobre la prensa del corazón, me encontré delante de un curioso caso. Estaba junto a mis compañeros en las Ramblas de Barcelona realizando entrevistas cortas (casi encuestas) para realizar un pequeño documental, cuando vimos a una señora que acababa de comprar la revista Pronto, prensa rosa, y fuimos hacia ella para preguntarle. Cuando le preguntamos si era seguidora de este tipo de revistas, ella dijo que no: solamente la compraba porque salía una coleccionable de cocina y que por eso ya se veía obligada. ¡He aquí un claro ejemplo del avergonzamiento sufrido por una consumidora asidua! Nada más efectuarse la compra de la revista (de la que nosotros fuimos testigos) empezó a ojear y leer la revista casi compulsivamente. Pues, ¿por qué insistía en no pertenecer a este tipo de lector?
Una vez más, un ejemplo del avergonzamiento que sufre mucha gente a la hora de admitir que lee este tipo de prensa. Mi reflexión debe ser el por qué de este avergonzamiento.
Analizando las revistas, un posible motivo de vergüenza podría ser su banalidad de información, pero en cambio la prensa deportiva, capaz de rellenar 4 páginas por un penalti, goza de popularidad y admiración. Otra posible razón sea quizá la falta de texto y el exceso de fotografías, pero las revistas de moda o libros de fotografía no están tan mal vistas, con igual o menos texto.
Desacreditada la revista como “culpable” de esta vergüenza ajena, sólo queda analizarnos a nosotros mismos como fuente de nuestras inseguridades. Es cierto que esta clase de revistas habla acerca de la vida de los demás, pero aquel que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Los llamados cotilleos, información poco contrastada sobre hechos que levantan curiosidad, han existido y seguirán existiendo siempre. Desde de la niñez hasta la vejez el hombre tiene el deseo de conocer la vida de la gente que le rodea. La escuela, el trabajo, los bares o las famosas peluquerías son lugares donde se acogen este tipo de charlas y no debe ser un tabú esta realidad presente en nuestra sociedad. Si nos negamos a ver esta realidad es que estamos ciegos. Así como hay revistas pornográficas ¿por qué debemos tener complejo a comprarlas? ¿O acaso la gente no practica el sexo? Por esta misma razón, no hay que tener miedo a comprar una revista del corazón. ¿O acaso la gente no cotillea?

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